viernes, 21 de mayo de 2010

sábado, 8 de mayo de 2010

después una gotita de Oregón


En Portland me quedé sin probar los famosos donuts punkis que son tan famosos que tienen una fila de gente perpetua en la puerta de la tienda, mantuve una conversación telefónica de más de media hora con Marta y me paseé entre yonkis y mendigos que me dijeron de todo y consiguieron asustarme, a mi, que presumo mucho de ser de Carabanchel y estar muy curtida en estos ambientes. De hecho creo que se podría decir que Portland es como Carabanchel, pero en grande, lo único es que allí sólo se puede cruzar la calle por los semáforos (si te pillan cruzando por otro sitio te ponen un multón).
Y eso es todo lo que os puedo contar de Oregón, a parte de que las carreteras son estupendas y el paisaje muy verde y muy bonito.
De lo que viene después tengo más cosas que aún tengo que ordenar en mi cabeza. A ver que sale.

jueves, 6 de mayo de 2010

primero fue washinton


Así ha sido (más o menos) mi fantástico viaje por la Costa Oeste:

Primero en Seattle busqué la cuna del grunge pero no la vi por ninguna parte, no me ayudó no saber qué aspecto tiene, pensé que sería mugrienta y afranelada, en cambio lo que encontré fué una ciudad muy limpia y residencial. A lo mejor el grunge no era tan cochinillo como parecía.

Al día siguiente, en un lugar perdido entre bosques y reservas indias comí el salmón ahumado más rico que he probado en mi vida (que me perdone Margarita), descansé e hice fotos de plantas que siempre da mucho gustito.

En Olympia disfruté de un concierto en exclusiva exclusivísima de Tara Jane Oneil, recorrí la misma calle más de 15 veces (en una de ellas sorteé a los mísmisimos Nine Inch Nails tocando bajo la lluvia) y dormí en un sofá desconocido, no sin antes sesión de porche de madera con cervezas al fresco helador de la noche americana.

Mañana más...