sábado, 8 de mayo de 2010

después una gotita de Oregón


En Portland me quedé sin probar los famosos donuts punkis que son tan famosos que tienen una fila de gente perpetua en la puerta de la tienda, mantuve una conversación telefónica de más de media hora con Marta y me paseé entre yonkis y mendigos que me dijeron de todo y consiguieron asustarme, a mi, que presumo mucho de ser de Carabanchel y estar muy curtida en estos ambientes. De hecho creo que se podría decir que Portland es como Carabanchel, pero en grande, lo único es que allí sólo se puede cruzar la calle por los semáforos (si te pillan cruzando por otro sitio te ponen un multón).
Y eso es todo lo que os puedo contar de Oregón, a parte de que las carreteras son estupendas y el paisaje muy verde y muy bonito.
De lo que viene después tengo más cosas que aún tengo que ordenar en mi cabeza. A ver que sale.

1 comentario:

marta villota dijo...

ay! los mapas, cómo me gustan! y esas historias on the road!
He forrado una pared entera de mi casa con los mapas que recorrí las últimas semanas..
Mi viaje por la otra costa no fue tan variopinto, pero igualmente sorprendente!
¡nos vemos ya!